Un acuerdo sobre un gasoducto entre Israel y Europa destinado a convertir a Israel en un gran exportador de energía en el Mediterráneo ha sido objeto de críticas por parte de los palestinos, en particular porque la sitiada Franja de Gaza sigue sufriendo una agobiante crisis energética. La única planta de energía de Gaza que funciona cerró la semana pasada dejando a la Franja con sólo seis horas de electricidad al día.
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